Isabelle Huppert: el portento francés
A finales del pasado mayo se estrenó ‘La viuda’, la última película protagonizada por la incombustible Isabelle Huppert; un suspense psicológico dirigido por Neil Jordan que nos sirve de excusa para repasar la carrera de la actriz.
Isabelle Huppert una vez dijo que “si no existe transgresión en este oficio, no vale la pena”. Este es, precisamente, uno de los motivos por los que ha destacado durante toda su carrera: por sumergirse en papeles del todo desafiantes que, no pocas veces, han sido rechazados previamente por otras actrices que no se han atrevido a ejecutarlos. Pero Huppert siempre se ha sentido cómoda en la piel de mujeres poco convencionales y ha conseguido que las comprendamos a todas.
Simplemente me gusta actuar. Es algo muy fácil para mí, no es como si escalara una montaña cada díaIsabelle Huppert
No cabe duda de que Huppert es una de las actrices más prolíficas y más representativas del panorama cinematográfico europeo. Casi cinco décadas actuando sumadas a un talento innegable, dan como resultado un currículo muy extenso cargado de premios y numerosos nombres de cineastas consagrados para los que ha trabajado. Ha sabido conectar con directores tan diferentes como Jean-Luc Godard, Claude Chabrol, Mia Hansen-Love, Michael Haneke, Otto Preminger, Hong Sang-soo o Paul Verhoeven.
Trabajando con Claude Chabrol
El primer crítico de la revista Cahiers du cinéma y después director de la Nouvelle Vague, destacó por tener una de las filmografías más reconocidas del cine francés. Siete de sus películas las realizó contando con Isabelle Huppert como actriz; siempre dándole papeles relevantes, por lo que se la empezó a conocer como la musa de Chabrol. De entre las películas que rodaron juntos destaca sobre todo la segunda, Asunto de mujeres (Une affaire de femmes, 1988) que cuenta la historia de Marie Latour, una mujer que ayuda a una vecina a interrumpir un embarazo no deseado, lo que hará que otras vecinas y conocidas acudan a ella pidiéndole el mismo favor. La película fue laureada en varios certámenes destacando el premio a Mejor actriz para Huppert en Venecia y el de Mejor película de habla no inglesa en los Globos de oro.
Chabrol también tenía previsto para ella interpretar a uno de los personajes más importantes de la literatura universal. Rodaron Madame Bovary en 1991, película con la que Huppert obtuvo una nominación al Oscar gracias a una de las actuaciones que, paradójicamente, menos ha gustado a la propia actriz, pero más a su público.
La oscuridad de Haneke y Verhoeven
A ningún cinéfilo se le escapa el hecho de que Haneke es uno de los directores más turbantes y geniales que ha dado el cine. Sus películas suelen causar controversia y no dejan indiferente al espectador, por lo que no sorprende que trabajar junto a una actriz con interés por los retos interpretativos y por los papeles poco convencionales, de lugar a un tándem artístico perfecto.
Isabelle Huppert protagonizó La pianista (La Pianiste, 2001), película que cuenta la historia de una profesora de piano en un conservatorio que, para escapar de la influencia de su rígida y asfixiante madre, se refugia en el sexo dejándose seducir por uno de sus alumnos. La actriz consigue con su trabajo ofrecer uno de los de los retratos más ricos y extraños que hemos podido contemplar. Como curiosidad, es importante destacar que en todas las escenas de piano, es la propia Isabelle quien lo toca, demostrando la destreza que adquirió cuando en su más tierna juventud pasó unos cuantos años en el conservatorio de música.
Más adelante, Huppert volvería a repetir con Haneke en Amor (Amour), película que se alzó con la Palma de Oro en Cannes en 2012. En este caso desempeñó un papel secundario, aunque cargado de emoción, dando vida a Eva, hija de un matrimonio octogenario quienes, a raíz del infarto y la parálisis de ella, tendrán que poner a prueba el amor que sienten el uno por el otro. Sin embargo, Haneke no es el único que ha explorado el lado más oscuro y extraño de Huppert. Otro papel acompañado de polémica interpretado por la actriz fue el de Michèle Leblanc, el personaje principal de Elle (2016), cinta dirigida por Paul Verhoeven, que cuenta la historia de una mujer de negocios que es violada en su casa por un desconocido enmascarado y posteriormente decide tomar venganza hasta la obsesión buscando al asaltante por sus propios medios.
Generando debate y opiniones de todo tipo, la película dio lugar a ríos de tinta en los periódicos. Aunque, eso sí, hubo consenso respecto al trabajo de Isabelle Huppert, que fue ampliamente aclamada, siendo considerada como una de las mejores interpretaciones de su carrera. Fue nominada para el Oscar a la mejor actriz, y también ganó varios premios, incluyendo los Premios Globo de Oro, Austin Film Critics Association, Premios Lumiere, Gotham Awards, entre otros.
Isabelle Huppert, hoy
Independientemente del papel que esté ejecutando, Huppert resulta hipnótica. Quizá sea por su mirada, magnética y fría, casi de reptil; por su aparente fragilidad o por su voz grave, pero una vez que aparece en escena es imposible apartar la mirada. Su talento y las decisiones que ha tomado a lo largo de su carrera, la han llevado a obtener un reconocimiento en la industria del cine de carácter internacional.
Lejos de retirarse, la actriz está en plena forma. Sigue haciendo películas (dos, tres o incluso cuatro al año) y sigue obteniendo papeles protagonistas después de más de 40 años actuando. Isabelle Huppert es atemporal y da la impresión de que es eterna. O al menos, es eterna la lección que nos da con su filmografía ya que, si alguien quiere saber de qué va eso de interpretar, debería ver las películas de la gran dama francesa del cine.